17 Jul Broken Toys
Tras el hallazgo del bote de pintura gigante, Liam decidió continuar con su aventura. Volvió al interior de C-Moon y decidió seguir explorando la ciudad de Barcelona. Esta vez, cruzó carrer d’en Ferran y avanzó a través de carrer d’Avinyó, en dirección al mar.
Aquella calle tenía algo mágico. El olor a piedra húmeda que desprendían las paredes, la luz que se colaba entre los edificios tímidamente, y el silencio de una calle que si hablase, contaría mil y una historias.
Liam conducía tranquilo. Había asimilado que su vuelta a la tierra, se había convertido en una nueva misión, y que desde el momento en que bajó por la escalerilla de su nave y pisó el suelo de Barcelona, una película sin título había comenzado.
Todo seguía como los anteriores días. Sin rastro de ningún ser vivo por las calles de Barcelona, y todo cubierto por un manto de suciedad, dejadez y olvido. A Liam solo le acompañaban el ruido de los motores de su fiel C-Moon, el viento que de vez en cuando arrastraba alguna bolsa de basura, y el sonido intermitente de su emisora buscando una frecuencia activa.
De pronto, la magia volvió a surgir. Liam levanto el pie del acelerador de C-Moon y en cuanto la máquina se detuvo por sí sola, tiró de la palanca del freno de mano.
En la esquina de carrer d’Avinyó con carrer d’Escudellers, allí tirado en el suelo entre malas hierbas, Liam estaba viendo algo que ni en sueños hubiera imaginado
“¿really?! Liam se puso los guantes, y una vez fuera de la nave, caminó hasta lo que parecía ser un Buzz Lightyear gigante. Atento al juguete desmembrado, pero sin perder de vista el entorno, Liam caminó cauteloso hasta la cabeza de Buzz.
Todo parecía en orden en aquel cruce de calles, en el que Liam se reencontraba con un personaje importante de su infancia. Pero en versión gigante, y completamente roto.
La mirada del muñeco y el blanco de la armadura espacial, transportaron a Liam hasta el día en que su padre, los llevó a él y a su hermano al cine de su pueblo para ver “Toy Story”. Una película que daba vida a unos personajes, hechos por ordenador y que contaba una historia, completamente distinta a lo que se había rodado hasta entonces.
Liam recordaba el famoso “hasta el infinito y más allá”, que Buzz entonaba siempre que pretendía emprender una nueva aventura. Una frase que daba fuerzas al personaje, para superar todos os obstáculos que se interpusieran en su camino.
De pronto, Liam escuchó una interferencia que provenía de entre los pedazos del juguete gigante. Un murmullo intermitente que, por momentos se estabilizaba y parecía conectar con la emisora de Liam, para dar paso al mensaje del emisor.
“Aquí base de Sant…”. Liam palideció al escuchar a alguien al otro lado y no dudo en comunicarse con quien estuviera intentando transmitir “Aquí capitán Liam, posición 41.3806…” “¿Me recibe?”. Pero nadie respondió y aquella interferencia, enmudeció para no volver a sonar desde el brazo de Buzz.
Liam no se desanimó, al revés: ahora sabía que aun que todo aquello que estaba viviendo, era lo más raro que había experimentado, había alguien más con él. No sabía desde dónde transmitían, o si se trataba de una vieja grabación. Pero lo cierto es que escuchar una voz al otro lado del aparato, aunque fuera a través de un viejo juguete gigante, le había hecho sentir de nuevo en casa.
Sin dejar de mirar al viejo Buzz, Liam sonrió y en tono solemne, como si se tratase del final de una película de astronautas, dijo para sí mismo: “Hasta el infinito y más allá”.
Dio media vuelta, abrió la compuerta de C-Moon, y encendió los motores de la máquina, que levantaron el polvo y la suciedad de la calle (¡que no era poca!). Ahora solo quedaba escoger cual sería el próximo destino, y ver que aventuras le deparaban el camino.
Making-of
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Marc Riudor
Posted at 22:47h, 17 julio👏🏻👏🏻👏🏻
admin6512
Posted at 21:21h, 01 agostomuchas gracias Marc!