Back to the Earth

Liam no recordaba la Tierra como un lugar tranquilo. Y dado que el aterrizaje de emergencia, había sido en el corazón de Barcelona, esperaba una bienvenida un tanto más sonada. Pero no, desde el interior de C-Moon, que así había bautizado a su pequeña nave, solo se escuchaba el zumbido del aire golpear los paneles de aluminio de la nave espacial.

Con gesto decidido, pulsó el botón rojo del panel lateral de la compuerta, y empujó aquel mastodonte con fuerza. Pero tal y como sospechaba: allí afuera no había nadie. El panorama, era desolador. Y no porque aquella bienvenida estuviera muy lejos de lo que había imaginado, si no porque aun que estaba en la Tierra, sentía que aquello ya no era su hogar.

Bajó las escalerillas de C-Moon y oteó por unos segundos el horizonte. Pudo ver un viejo letrero en el que, entre el óxido y la suciedad, aun se podía leer “Plaça Catalunya”. Sin duda alguna, el piloto automático no había errado en las coordenadas para el aterrizaje de emergencia, y lo había llevado hasta el corazón de la vieja ciudad. Pero no era ni por asomo, la estampa que tenia en mente de su último viaje a Barcelona.

Liam caminó hacia la plaza, en la que 10 años antes y como buen «guiri», se había visto envuelto entre palomas. Pero lo que allí encontró, no fueron pájaros en busca de comida fácil. 

El suelo de la plaza, ya no eran baldosas de colores. Y no había ni rastro de los arboles que rodeaban el lugar, o los pequeños jardines que pintaban de verde la escena. Aquello más bien, parecía un desierto en medio de la capital.

Fue entonces cuando Liam, aun desde el centro de la plaza, dirigió su mirada hacia las Ramblas de Barcelona. Pudo ver a escasos metros del «Café Zurich», lo que parecía una lata gigante de color azul.

Sin dudarlo ni un momento Liam se acercó hasta el raro hallazgo, y tras examinar el interior del objeto, llegó a la conclusión de que no se trataba de un nuevo estilo de arte urbano. ¡Aquello era una lata de refresco gigante!

Pero lo que más sorprendió a Liam, fueron los «graffitis» que alguien pintó sobre el azul de aquella lata: «No Planet B» «More Hope».

Sin duda alguna, se trataba de mensajes en forma de pintadas, que alguien dejó en aquel raro y sobredimensionado objeto, pero ¿dónde estaba ese alguien? ¿dónde estaba todo el mundo?

Liam decidió hacer un «stop». No podía seguir adentrándose en la ciudad sin al menos, contactar con alguna de las bases militares de la zona. Quizá así pudiera encontrar la razón para todo aquel desbarajuste. Tomó fotografías de la lata gigante y de los «graffitis», y volvió al interior de C-Moon.

Cerró la compuerta de la nave, que descansaba a las puertas de un gran edificio llamado «El Corte Inglés», y tras encender el motor principal de C-Moon y seleccionar el modo de avance terrestre, Liam condujo hasta una avenida cercana. Portal de l’Angel pudo leer en un cartel.

En aquel lugar, al abrigo de unos edificios que flanqueaban la avenida a lado y lado, Liam paró a C-Moon. Miró a través del parabrisas de su nave, y tras un leve suspiro se dijo a el mismo en voz alta: comienza la aventura.

This is the End

Tras años de aventura galáctica, Liam había olvidado como era el planeta Tierra. O más bien, había olvidado de lo que era capaz el ser humano. Pensó que al volver a su hogar, compartiría con la humanidad la información que a través de los sensores de C-Moon habría recopilado, y que con todo ese material los científicos trabajarían en la manera de alargar la vida de nuestro planeta, y hacer de este un lugar mejor.

Liam pensó que su sacrificio merecería la pena, y que mientras el se jugaba el tipo a centenares de años luz de la tierra, aquí abajo pondríamos solución a algunos de los problemas que más resonaban en aquel momento: guerras sin sentido (si es que alguna lo tiene), contaminación a cualquier precio sin importar las consecuencias, intereses económicos y políticos aun y en tiempos de una pandemia mundial.

Pero al volver, Liam pudo comprobar que no supimos parar aquel tren de alta velocidad, que nos llevaba directos a la perdición. Y como la inercia de aquel sin sentido, había ganado la partida a la razón. Todo ello, sin saber cómo y cuando, el planeta Tierra dijo adiós.

Ahora Liam, intentará encontrar cuales fueron las últimas señales que la tierra nos envió y cómo respondimos, para darle sentido a la escena que le ha tocado protagonizar, en este nuevo capítulo de su vida «Las aventuras de Liam».

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2 Comments
  • Juanjo Jimenez
    Posted at 10:19h, 17 marzo Responder

    Fantástico Liam! Enhorabuena, una maravilla más al blog

    • admin6512
      Posted at 00:59h, 07 junio Responder

      Muchas gracias Juanjo!!

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