Liam en el interior de C-Moon, no sentía más que negatividad. Al fin y al cabo, tras su vuelta a la Tierra, nada parecía funcionar. O al menos no como el esperaba. Así que tirar la toalla en aquel momento, no le hubiera parecido a nadie una idea descabellada.
Pero Liam, buscó la alternativa que siempre hay: y acertó. Quizá lo que encontró no era lo que buscaba, pero aquello lo llevó hasta un momento inolvidable de su vida, que sin duda marcó un antes y un después. Y es que reencontrarte con el niño que llevas dentro, y que con las manos manchadas de pintura, y armado con un pincel te diga «pinta»: no tiene precio.
El astronauta al recordar aquello, viajó hasta un momento de su vida en el que, un pincel era la mejor arma contra lo negativo. Pintar miniaturas significaba desconectar del mundo real. Crear mundos alternativos, surrealistas y mágicos. Si un problema atacaba la mente, se esfumaba rápido al pensar en cómo terminar la próxima miniatura. Y si persistía, el ataque era leve, porque los pinceles más tarde le ayudarían a desconectar.
Juanjo
Posted at 12:55h, 07 junioFan de Liam!!!
admin6512
Posted at 23:27h, 27 juniooh yeah! muchas gracias Juanjo 🙂