Liam no se desanimó, al revés: ahora sabía que aun que todo aquello que estaba viviendo, era lo más raro que había experimentado, había alguien más con él. No sabía desde dónde transmitían, o si se trataba de una vieja grabación. Pero lo cierto es que escuchar una voz al otro lado del aparato, aunque fuera a través de un viejo juguete gigante, le había hecho sentir de nuevo en casa.
Sin dejar de mirar al viejo Buzz, Liam sonrió y en tono solemne, como si se tratase del final de una película de astronautas, dijo para sí mismo: “Hasta el infinito y más allá”.
Dio media vuelta, abrió la compuerta de C-Moon, y encendió los motores de la máquina, que levantaron el polvo y la suciedad de la calle (¡que no era poca!). Ahora solo quedaba escoger cual sería el próximo destino, y ver que aventuras le deparaban el camino.
Marc Riudor
Posted at 22:47h, 17 julio👏🏻👏🏻👏🏻
admin6512
Posted at 21:21h, 01 agostomuchas gracias Marc!