Si has llegado hasta aquí, habrás visto que la complejidad en mis weathering, brilla por su ausencia. Y es que, aun que lo que has podido leer es un resumen, en el que he intentado explicarte el paso a paso, de la manera más sencilla posible: no hay mucho más. 

Aveces intentamos recrear formas perfectas en nuestras miniaturas. Ya sea el escurrido de óxido en la puerta de un camión, o una mancha de barro. Soy el primero que lo ha hecho, y hay veces en las que vuelvo a caer en ese error. Porque si, considero un error buscar formas perfectas, en algo que en su forma original no lo es.

Si sales de tu estudio, de tu cueva de pintura, y das una vuelta por tu barrio: fíjate en los escurridos de suciedad que hay en las cornisas de los edificios. O fíjate como cae el óxido, desde la barandilla de los balcones hasta las paredes del mismo edificio. ¿Te has parado a ver la parte baja de los coches o camiones, aparcados en un descampado? Seguro que, si llovió no se salvaron de salpicarse en los charcos. Y si no, me apuesto algo a que el polvo no fue a buscar únicamente sus ruedas o parachoques.

El hobby es mucho más que encerrarse en casa, y navegar por Internet para buscar ejemplos que te inspiren. Es cierto que, sería absurdo negar lo contrario y decir que Google o Youtube, no han impulsado este hobby. Nos han dado una fuente de información bestial, y lo más importante: nos han ayudado a conectar con mucha más gente, y poder compartir toda esa información.

Pero el hobby ya existía mucho antes que esta vorágine telemática, que en parte nos ha distanciado de la esencia de tienda de barrio. El hobby está presente cuando te tomas algo en la terraza de un bar, o mientras paseas con tu familia. Cuando vas a comprar al súper, o cuando esperas a que llegue el metro.

 Los colores, el weathering y las historias, siempre están ahí.